16º Miss Polly, que de acuerdo con el espíritu de época asumió lo indebido como lo correcto, se devuelve y de otra carpeta de los archivos de Latour saca dos fotografías. Dos retratos de su amigo, los guarda en el archivador rojo. La primera es una fotografía de Amebus muy joven y guapo a mediados los años cincuenta y la segunda es de finales de los sesenta o principios de los setenta, cuando ya era un señor nada respetable. “Amebus Latour” es el seudónimo de Marcelo Latorre Subercaseaux, sobrino del venerado escritor criollista Mariano Latorre. Marcelo siguió en sus aventuras literarias y extraliterarias la tradición de Augusto d'Halmar (en lo cola) y de Joaquín Edwards Bello o Huidobro (en lo desclasado), pero al ser de generación bastante posterior fue un vividor más frívolo y cínico, que se preocupó más de disfrutar la vida que de desarrollar su obra, a pesar de ser una joven promesa que murió siéndolo. Es por esto que, burlándose de todos y de sí mismo, considerándose un apóstol de la siutiquería y esnobismo provinciano de Chile se bautizó como “Amebus”, pues de niño le decían “Marcelus” y lo criticaban pues, a pesar de tener una presencia muy masculina en su juventud, saludaba solo con la punta de los dedos sin dar la mano, como si fuera una ameba amanerada y “Latour” pues rimaba mejor con el apellido de su odiada madre. Amó París, pero New York City fue su delirio y deambuló entre ambas ciudades en medio de la corte de artistas y millonarios chilenos radicados entre ambas metrópolis, evitando a los largo de los años el terruño chileno. En París alcanzó a conocer al célebre y divino Marqués de Cuevas (a quien en Chile los envidiosos de siempre llamaban “Cuevitas”) y entró en amistad intima con Raimundo Larraín Valdés y con Cló Palms Iglesia, la famosa modelo y mística chilena (aka “Palms Church” como la bautizó Diana Vreeland); con ellos vivía la vida al ritmo de Astrud Gilberto con un Campari en la mano entre Santiago y Río de Janeiro, de París a NYC viajando en el Concorde con cuanto “Star” conocieran en una chiquérrima fiesta interminable.
Continuará…
(Foto y autor anónimos)