2º La señorita Johnson Bernales, quien sufre de una permanente alergia a los ácaros, polen y cuanta cosa exista por lo que, a pesar de la farmacopea que suele ingerir por necesidad o simple hábito, tose y lagrimea permanentemente; se limpia meticulosamente sus fosas nasales y lacrimales bajo sus lentes ópticos, réplica de los que usaba Le Corbusier (el arquitecto, el francés moderno, del siglo pasado... ¿lo ubican?... bueno ese!), lo que le da un aire severo e intelectual. Well, Miss Polly toma el archivador rojo, sopla el polvo que ha acumulado en la caja donde se encontraba, lo que la hace estornudar frenéticamente salpicando todo ante el horror de las dos únicas asistentes que se encuentran en el salón y produciendo un eco gigante en la solitaria biblioteca. La primera imagen que ve la perturba por lo ridícula que es. Un hombrecillo con un tomate gigante por cabeza con un rostro de expresión muy, pero muy, boba, lleva un jersey verde que cubre su torso y brazos, mientras el resto de cuerpo esta desnudo y exhibe un tremendo prisma rectangular como falo (que cosa más curiosa). El Señor Tomatín está en una sala muy limpia rodeado de una suerte de herramientas de granja y zanahorias que le recuerda a Bugs Bunny (“que hay de nuevo viejo” se dice a si misma, esa graciosa frase que la lleva a su infancia y sonríe…cosa rara en esta mujer tan rara)... vuelve a la imagen y se pregunta: ¿Qué es esta huevada?
Continuará...
(Tomato Head - Green, Paul McCarty - 1994)