40º Recuerda cómo a mediados de los 90s veía como placer culpable el MTV Latino, pues estaba un poco enamorada de Ruth Infarinato y sus looks, pero fasciná con esos monos animados grotescos que eran un chihuahua y un gato feos, malos, neuróticos y tóxicos... imaginaba que eran los protagonistas de una versión en ácido de una las novelas cursis de Donoso con el tupido velo entero apolillado. Pero, si la sonrisa es una vagina y la botella es fálica (en toda su violencia patriarcal simbólica) fácilmente se podrían leer como un “Yoni” y un “Lingam”, el principio femenino y masculino, los genitales sagrados de Khali y Shiva del Hinduismo... que místico (piensa ensimismada). Saca la siguiente foto que es un diagrama de trazos bastos con el ensamblaje de una vulva mecánica, un artefacto de gran escala con clítoris, labios vaginales de impresión en 3D con ¿máquina de burbujas?... Polly trata de recordar si alguna vez le ha burbujeado la “cosita” pero solo recuerda la vez que lo hizo con un Lolly Pop efervescente y que fue un tanto molesto, pegajoso pero divertido. Aparente es una escultura adosada a un muro con sistema de anclaje incluido. El dibujo es básico pero preciso y además tiene notas al margen de Amebus: “La Vagina de Castro (nótese el juego de palabras que de por sí instala el mito de la ‘Vagina Dentata’, la vagina te castra), es una versión depurada de la autómata sexuada del Casanova de Fellini tamizada por la cosificación femenina de Wesselmann, el brillo comercial del Koons y el objeto-conceptual doreé de Kapoor, pero con un humor oscurísimo sobre la cultura estadounidense y sus mecanismos adictivos e irreversibles de consumo. Castro es literalmente fronterizo, en él la mixtura cultural, la no pertenencia territorial, social, política y disciplinaria es su horizonte en un espacio sin límite para la ironía e incorrección artística”.
Continuará…
(Vagina-Diagrama de Montaje, Fabio Castro Pellizzari - 2020)