21º Se llamaba Petra Chiara. A todos les dijo que ese amor de verano se llamaba Pietro, con el que había viajado en su Austin-Mini azul desde Roma a Rávena, recorriendo todo Lazio, la Toscana y la Emilia-Romagna. Pero era una chica de pelo rojizo y voz áspera como la de Gianna Nannini, que ese año era un hit con esta canción que ellas cantaban a gritos en medio de los caminos de Italia:
“Bello, bello e impossibile
Con gli occhi neri e il tuo sapor mediorientale
Bello, bello e invincibile
Con gli occhi neri e la tua bocca da baciare...”
Polly se había quedado dormida con el cóctel de antialérgicos y vodka naranja. El departamento tiene calefacción central así que durmió cómoda un par de horas, hasta que despertó algo atontada. Con la boca seca fue por un vaso de agua mineral sin gas que tomó al seco. Se devolvió a la cama, abrió el archivador al azar y se le llenaron los ojos de lágrimas cuando ve la foto de un automóvil ridículamente enano de color azul. Fue en 1987, su primer viaje sola a Italia. Estaba como todas las turistas pavas sentada en un peldaño de la Piazza di Spagna, fasciná tomando un gelato de limón y viendo a la gente subir y bajar las escalinatas, conversar en grupos en cuanto idioma se te ocurra salpicado con italiano, todos tan jóvenes, guapos, felices y riéndose. Petra se acercó, le habló en inglés y le ofreció un “Gitanes” que ella aceptó feliz aunque nunca había fumado. Se quedaron horas conversando hasta que se hizo noche y Petra ofreció llevarla a su pensión en su pequeño carro. Polly había ido a tomar un curso de verano al que jamás asistió, pues todo lo que necesitaba lo aprendió en el mini azul. Roma fue magnífica, la campagna Toscana el paraíso, Florencia sin palabras y Rávena las lágrimas. Se enamoró como nunca, con la pasión de los amores que tienen fecha de término. Se debió haber quedado en Roma, quizás qué vida habría tenido con ella. Pero era joven, miedosa, dependiente y volvió a Chile.
Va al living y busca una canción de Róisín Murphy, la pone a todo volumen, prende un cigarrillo, se sienta en la alfombra, canta despacio y llora: “Ancora tu”...
Continuará...
(Peel P50, Peel Engineering Company - 1963)
