15º Lleva casi un tercio de las imágenes vistas en una jornada, ha tomado algunos apuntes entre distracciones, perturbaciones y masturbaciones varias. Está cansada, siente que necesita una botella de espumante, tostadas con foie gras, y tirarse sobre su cama para olvidar todo y recordar nada... un reseteo absoluto sin saber lo que ocurre en el mundo. Solo ella con sus juguetes, su edredón de plumas de oca blanca, una que otra delicatessen, el humo de sus cigarrillos para volver a sentir su normal anormalidad; pero sabe que eso es imposible. Mientras discurre esto, da vuelta la página y sus fantasías de “petit bourgeois” explotan como una pompa de jabón con la foto de una pareja extrañamente romántica. Un humanoide de rasgos femeninos tiene una cabeza calva, moteada como huevo de codorniz de cuya coronilla salen cables que se aferran al mismo cráneo como si fuera una araña o pulpo (que ganas de comer un polvo à lagareiro). El ente mira con dulzura a un hombre igual de calvo que “ella” pero sin cables, tubos o rarezas ciber o post-punk a lo Matrix, o esas películas de science-fiction que les gusta tanto a la gente y que ella solo ve en el avión cuando viaja de un país a otro o de preferencia de un continente a otro. Supone que es un fotograma de algún film pues reconoce al hombre como un actor que ha visto en otras películas pero olvidó su nombre y está muy cansada para recordarlo. Decide llegar hasta acá con la revisión, pero como le toca unos días de descanso y la curiosidad siempre mató al gato, ordena los archivos para seguir con el trabajo a su regreso, no obstante guarda indebidamente el archivador rojo de Amebus en su cartera, para llevarlo a casa y seguir más tranquila su revisión de la colección Latour.
Continuará...
(Star Trek: First Contact, Jonathan Frakes, 1996)